jueves, 2 de julio de 2015

En busca del electroshock del amor. ¡Ahora pues!

Miércoles, 16 de junio de 2015

11:20AM

Aquí estamos nuevamente princesa, donde hemos llegado a un punto fugaz (pero punto al fin y al cabo) en tu divertida/lujuriosa/soysolterayhagoloquequiero vida en que estás mirando al patita que llevas saliendo mil años traducidos en meses y te dices "¿en serio no voy a sentir algo más?, ¿en serio él sigue cómodo así? ¿en serio seremos perpetuos de esta forma?".

Llegas a tu casa, entras a Facebook (que suele ser tan vital con tomarse un vaso de agua) y justo hoy -no te mientas, lleva semanas el tema- se pusieron de acuerdo los vientos amatorios, ves la sarta de parejas felices, mensajes indirectos de amor, matrimonios, remembers…whatever, entras a tu muro y come on! Tienes una vida también feliz, la juerguita, los tragos, las cancioncitas hit, el último libro que te compraste, tus maratones de series, el fútbol, la chamba, la familia, la vida. Todo bien, pero ¿qué es lo que veo? ¿es acaso un huequito en el corazón porque medio como que quieres sentir nuevamente sus maripositas? ¡caramba! Al parecer es una ALERTA ROJA.

En café con amigas solterísimas igual que tú, hablan de sus vidas y llegan a la conclusión que aun no llega eso que te mueve el corazón, eso que haría que dejes estas salidas ocasionales, a medias, el no compromiso, ¿qué nos pasa? Necesitamos un infarto de amor, ese electroshock que ya se está haciendo esperar, esa ilusión bonita que se ha guardado.

"¿Realmente crees que vuelvas a tener ese shock de amor e ilusión cual adolescente?" ¡PUM! Cachetada limpia de tu pata a medio almuerzo, este “insensible” (jajaja salió mi lado princesa destruída) saca nuevamente mi lado racional y llegamos a la (temida) pseuda conclusión  que la edad (26, somos unos púberes, okno) y la experiencia, ya nos hace pensar en exceso ante cualquier alguien que si nos gusta, primero salimos, lo conocemos en exceso y como jamás calza en nuestras “listas del o la ideal” simplemente nos acomodamos al limbo del “saliente”, no te comprometes. ¿Por qué? Porque aun guardas la esperanza del personaje soñado, ese que aparecerá al final de tu temporada de diversión. Eso y sus variantes, nos pasa.

Hoy abro mi corazón (falta algún spot de radio romántica) y lo digo al mundo, no sé si estaré equivocada, no sé si ya lo racional nos enfrió y todo lo vemos como inversiones que valgan o no la pena, pero yo sí espero mi infarto, mi electroshock de amor, eso bonito e inexplicable, así dure una semana, así dure hasta que se acabe la botella de aceite, así sea para siempre princesa.



Yo me arriesgo a seguir pensando que ello va llegar. Razón, hoy tienes un poco de desventaja.

Y como para que te pongas más feeling, aquí un grande que se une al sueño.




martes, 20 de enero de 2015

Yo no quiero sufrir.

04:25PM

Y aquí estamos princesa, nuevamente con ese dolorcito inevitable en el corazón, ese que te oprime el pecho y con eso la ilusión fugaz que hasta hace poco hacía que resplandescas. Estos malestares que cuando pasan, juras que a la siguiente vez estrás preparada, que ya nada podrá contra ti y tu brillante certificado de YoSalíDeEstaNiHuevonaMeVuelveaPasar, pero ¿realmente vuelves a darte, al menos, una ínfima idea de lo que realmente duele? No pues, definitivamente te tiene que volver a pasar y si, con ello la lista de síntomas pre infarto por causas amatorias fallidas, y vuelves a sentir exactamente lo mismo. El certificado parece haber sido obtenido de forma fraudulenta y tu brillante coraza que te protegía, al parecer se trataba de una fina estafa de tiempo limitado sin derecho a devolución.

Ahí estás princesa, con todo el fuego de dragón en las entrañas y con ganas de hacerte cenizas a ti misma, que ese fuego de la rabia te atraviese por cada partícula de tu ser para que así, tal vez esta vez, se te olvide hasta cómo sabe la emoción de la primera sonrisa robada, que simplemente desaparezca todo y no quede rastro alguno de lo que implica un corazón herido, un corazón con ganas de salir corriendo por lo que le acabas de hacer. Eso es, un corazón roto.




Ya estabas en la última fase del nivel avanzado en la especialización “cero formalidades, yo creo en la buena vida antes de los 30” cuando de repente aparece este príncipe especializado en lo mismo, y por arte de magia empiezan a avanzar juntos en el camino de la preparación de la sustentación de su posgrado, del demostrar al mundo que pueden ser dos personas con las cosas muy determinadas, con el objetivo claro, casi casi una especie sobrehumana sobre tanto mortal que vive pensando en encontrar el amor de su vida. Disculpen, nuestra naturaleza es superior. Bah!

Habían pasado varios meses de nuestros encuentros míticos, y un día se te ocurre hablar sobre el amor. A comparación de mi mediana historia en versión de bolsillo de mi última relación formal, te sentaste en el sillón de “consultorio psiquiátrico” donde viste en mí a tu doctora, y te mandaste con la historia de amor más complicada y épica en que no me quedó dudas que aún no había cerrado ese libro. ¡Carajo! Fue una bomba nuclear, cuando debí tomarlo como nada, como la historia que te cuenta tu amigo, fresco todo. ¿Amigo? ¿fresco? SOS sufrí un ataque de asfixia encaletado magistralmente por mi mejor acto digno de un premio de la academia.

¿Qué hice? ¡obvio! Lo más maduro e inteligente… OkNo,  me alejé en un dos por tres de él por unas semanas, no mensajes, no llamadas, no encuentros, el mundo me había tragado y yo, no quería salir de él. ¿Por qué lo hice? Porque me había dado cuenta de que había jalado en una mi curso de especialización, que de inmortal pasé a la terrible mortal con sentimientos de amor que habían florecido y yo me hacía la idea de que solo era el placer de disfrutar de su buena compañía.

Después de tanta desaparición, un día llegó a tu castillo aquel príncipe que tenías en el abandono, bajó de su corcel, llevaba puesto su armadura de hierro para soportar cualquier reacción tuya, que posiblemente experimentarías frente a su decisión de no irse hasta que le des la verdadera razón de tu cobarde e inexplicable muerte súbita en el forzoso final del cuento.

Te armaste de valor y le dijiste que sí pues, te habías empezado a confundir y que su historia de amor se convirtió en un shock tan fuerte, que te botó lejos de él. Él te observó, sonrió con esa típica sonrisa de complicidad y dijo que siempre estuvo casi seguro que esa historia había calado pero que necesitaba estar seguro de ello. Te dijo que realmente no debías tomar las cosas así, que si hubo esa efusividad digna de pensar que se trata de un Romeo de siglo 21, fue porque jamás había tenido la confianza con alguien para decirlo todo, que cuando llegó a su casa y pasaron los días, sintió que el peso de esa historia había desaparecido y ya no había historia. Que me había extrañado como nunca, que sigamos viéndonos, que salgamos a la vida. Tú, que no cabía emoción más grande, te rendiste a sus brazos y en un abrazo infinito. La suerte estaba echada, seguirían siendo un par que se lleva muy bien. Solo un par.

Los días siguientes fueron nuevos, realmente eso fueron, descubrimos lo que era vivirse un poco al mundo, conversar más, sentarnos a tomar café, ver películas, caminar sin rumbo y todo eso, sin que vuelva a pasar ni el más mínimo beso, raro al principio pero prometedor, eso me decía cada vez que la ciudad nos tenía juntos recorriéndola. Más que dos simples amigos, siempre hubo su nota de ternura pero solo su pequeña dosis, la preocupación mutua, el mensaje al despertar y al dormir, la llamada casual para hablar alguna cosa sin sentido. Todo así de nuevo, de raro, de toque especial, de bonito. De sin nombre definido. De no saber en qué dirección vas.

Este pensamiento también empezó a calarme pero existía el temor de que un “¿qué somos?” arruine completamente todo. Y en medio de esta incertidumbre -entre la posibilidad de un nuevo comienzo con aroma de romance venidero o de convertirme en tu nuevo pata pelotero para la pichanga y las chelas- me comentas que el fin de semana te vas con un par de amigas, un amigo y un grupo más a una casa de playa.

Estocada con furia, estocada que se va hasta el fondo porque ya habías bajado la guardia. ¿Qué de malo en ello? Nada y todo: nada, porque come on somos jóvenes y solteros cada quién se divierte, es verano; todo, por eso mismo, porque somos solteros, porque yo no puedo reclamar nada, porque ¿para qué hacerlo? ¿alguien ya tiene claro lo que hay?.

Perfecto, y aquí viene todo lo que siento descrito en dos primeros párrafos, me revienta sentir tantas cosas de nuevo, que pudieron ser evitadas y calculadas, porque mi máscara de chica ultramoderna YoNoMeEnamoroHastaQueHayaRecorridoElMundo se cayó y se rompió en mil pedazos, porque no supiste jugar el nuevo juego, porque te ilusionaste como cualquier humano cuando te jurabas ser superior. Porque no somos nada. Solo somos un par.


Pd. Yo quiero saber el final. Estoy por desenvainar mi espada para zanjar esto, como se llame, historia.

Un dictador vestido de príncipe encantador. Amenazas a la vista.

Viernes, 28 de noviembre de 2014

05:39PM

He aquí la historia de un príncipe que conocí hace poco más de un año, y por un momento creí volverme princesa. Gracias a los astros, desperté del hechizo y salí volando al reino de la libertad.

Pregonaba tener mi misma filosofía de vida: la juventud es para disfrutar, la vida es una, que fluya, no formalidades, etc. Se pintaba como mi zapatilla de cristal a la medida (Cenicienta mode on). No, no leíste mal, se pintaba.

Empezamos a “acompañarnos” a todo lugar que tengamos que ir -desde por una aspirina hasta el antojito de un cafecito- y realmente era divertido. Avanzaban los días, y las terribles señales de que te habías encontrado con un príncipe equivocado con filosofía de vida medieval que chocaban con tu frescura ante la vida, no tardaron en aparecer.




A continuación, algunas de las frases/señalesdepeligro/amenazasdemuerte (pronunciadas cual conjuro) que a la primera debes salir volando…yo, por cuestiones de estudio de impacto, soporté todas:

  • (Luego de la primera semana de “onda”)  “Debemos tomar más en serio lo que tenemos, por una cuestión de respetar que estamos saliendo

Exacto, la misma cara de indignación que se debe estar tornando en tu cara apareció en la mía, sin embargo estoy más que segura que él pensó que mi cara era de emoción (problema de percepción). Entonces, fuera de salir disparada y bañarme en ruda, atiné a mi buen corazón y suponiendo que solo era una cosa fresca/nueva/dignadeunestudio, acepté que sería bueno tomar las cosas así. Ahí me di con que lo fresco ya tenía nombre: “salimos”.

Esto, jamás debe pasar, no formalices lo informalizable (déjenme crear palabras), no formalices cuando lo que menos quieres es eso. No supongas nada, todo directo desde inicio.

  • (Ejemplo extraído de una conversación) “Para este fin de semana he planeado ir a caminar aquí, comer allá, cenar esto, conocer aquello. Para fin de mes hacer un viaje pequeño y a fin de año viajar unos días acullá”

Invoqué a todos los astros del mundo para resistir mi impulso (razonable) de tirarle una patada y correr por mi vida. Pero no, le dije simplemente que parecía interesante lo que proponía pero (¡que se vaya a organizarle la vida a su vieja!) que yo no planeaba mi vida más allá de mi día siguiente. ¡Jelou! era un cable a tierra violento, pero al parecer lo dije en un idioma distinto al de él, porque dijo que él también pensaba así (¡qué raro!) pero que le agradaba la idea de planear porque ya que yo no lo hacía, él lo haría por mí. Claro, ríete, yo quería morir pero no escapé (no aun).

Esto, tampoco debe pasarte, o te entiende como piensas o te entiende, no hay vertiente distinta a tu forma de vida, y nadie tiene que organizártela si a ti no te da la gana de hacerlo. Solo vive y ya.

  • (Saliendo del trabajo a la universidad. Él sabía que no nos veríamos hasta el día siguiente) Aparece en la puerta de mi trabajo, baja de un taxi y: “He venido a llevarte a la universidad. Sube, y aprovechemos al menos el camino para estar juntos”

Al parecer, jamás fue claro para él que yo amo mi autonomía y libertad, que disfruto mis momentos sola y que estas sorpresas (con un tufillo de secuestro obligado) atañen mi fluidez con el mundo. Subí al taxi y empezó a contarme su día y al final dice que veía con una expresión cansada y hasta incómoda (¡bingo! se había dado cuenta)… que debía ser el estrés laboral y que sería bueno salir de viaje (¿es en serio?). Le dije que no esperaba su visita y que no me gustaban este tipo de situaciones. Me miró y dijo que mañana saldríamos a caminar (trágame tierra y escúpeme lejos).

Moraleja, las sorpresas y galanterías pueden ser bonitas, pero si algo no te gusta por el motivo que sea, hay que decirlo sin anestesia y en el momento, mejor ser sincera a estar al borde de incendiar la ciudad. Si quieres que te entiendan en primera, hazte entender hasta que te convenzas que él ha entendido. A buen entendedor, #yatusabes.

  • (Después del café que me tomé con mi “ex” que había llegado del extranjero. Situación planificada desde antes de toda la historia) Parado afuera de mi casa con pucho en mano, parada de matón y rostro endemoniado. Minutos después en que nadie decía nada: “Estoy incómodo, aun no entiendo por qué has ido a tomarte un café con tu ex, es más, que lo hayas visto hoy primero a él que a mí, siento que no has respetado lo nuestro”

Con la paciencia encarnada en mi rostro y un nivel de comprensión alienígena (porque de otra manera no podría ser), dije que entendía su molestia pero que también respetara mis decisiones y que lo hice porque quise y ya, sin faltar el respeto a nadie. Automáticamente se le bajaron las revoluciones y no suficiente con esto (que ya de por sí era la gota que rebalsó el vaso rebalsado), no se le ocurrió mejor momento que hacer su declaración de amor y que debido al tiempo que salíamos, era momento de formalizar. OKEY, sé que estás pensando que a tanta paciencia (no le digas cojudez) venía una obvia respuesta afirmativa, pero NO, no vino eso y vino un rotundo NO acompañado de la refrescada de cerebro acerca de cómo yo veía la vida con él, con todo, con mi vida.

Antes de la conclusión final, estimados y estimadas, entiendo que el temita del “ex” es más que complicado, pero atentos, él no era mi enamorado, este encuentro fue planeado mucho antes y él siempre lo supo, no era una historia de amor, era un café de patas…pero sobre todo, NADIE está para hacerte escenitas de celos sin fundamentos ni derechos y tú para soportarlas si has hecho lo que querías hacer.

Conclusión general princesas, sea lo que sea no caigas en el jueguito de “ya va entender” “se está adaptando” entre otros parecidos. Si alguien no juega tu mismo juego, simplemente no juegues porque puedes pecar de bruja de cuento (como quedé para sus amistades) o pecar de causarte daños cerebrales por estrés que generan estos “príncipes” equivocados que abundan en reinos lejanos, y que deben estar bien alejados del tuyo.


Si te está pasando alguno de estos síntomas/amenazas ¡Corre por tu vida!, si tu horizonte es totalmente distinto al que te quieren implantar. No eres un reino conquistable si no lo quieres, y menos aún si es un dictador en potencia. ¡Habrase visto!

domingo, 18 de noviembre de 2012

Él era un seductor latino. De esos que andan por ahí.


10:58PM

Cómo es que los hombres entienden tus mensajes tardíamente? Cómo es que cuando ya todo está planificado/acordado/esperado encuentro casual simplemente sacan cuerpo del juego? Cómo es que cuando tú decidiste (sólo temporalmente) ser una princesa en la torre más alta del castillo, aparecen nuevamente y quieren incendiar tu castillo con las llamas de la pasión? No sé cómo lo hacen, pero son (inexplicablemente) expertos.

Hace unos días disfrutaba yo, de mi vestido, mis buenas costumbres y mi coronita. Había dejado atrás las aventurillas con los nobles del reino, todo encuentro real (no de realeza, sino carnal oh si!) había sido frustrado. No por mí. Entonces, (re)aparece un antiguo personaje de mis capítulos anteriores, mismo zombie de The Walking Dead, cuando yo ya había volteado la página y me dejaba llevar por la literatura de la vida.


Es curioso cómo funcionó el capítulo contigo, vivimos una larga temporada (por poco nos llaman para reemplazar Friends) atrapados en interminables planeamientos de la salida perfecta, poniendo a prueba todas nuestras armas de seducción mutua. Si alguien leyera nuestras conversaciones estoy más que segura que nos llaman para hacer Hitch, experto en seducción 2. El gusto/deseo/tequierorightnow era más que evidente, sólo faltaba la consumación de la teoría, la grabación de la película, seríamos una guerra medieval en el reino. Pero no, empezó a rodarse un corto en tu vida, de esos que los productores no le ven ningún futuro, y obvio, no lo convertirían en película.


Este corto en tu vida podría llamarlo “eventos inesperados/sobrenaturales/masfalsosquebilletedequincesoles”. Fue (ridículamente) inexplicable cómo es que tu agenda se empezó a llenarse de exámenes, reuniones, trabajos, hasta un comercial de tv, todo empezó a entrometerse en tu vida. Y tú, en tu afán de permanecer como seductor, seguías las conversaciones. Yo empecé a aburrirme. Tú seguías con tus excusas. Yo dejaba de seguirte el juego. Tú querías seguir siendo el galán. Yo dejé de escribirte. Tú, desapareciste.

Acéptalo, ese macho latino seductor que me escribía tenía el traje muy grande para ti. Al juego, le faltó la realidad y una princesa que siga queriendo estar detrás de la pantalla. Por eso, corriste. Yo, no era (ni soy) esa princesa.

Y eso es lo que pasa (de hecho te ha pasado. no mires al lado!) cuando una se deja llevar por las vías de la seducción teórica con un buen maestro, pero éste no sale de su pizarra, no sale del salón. Reacciona princesa, este espécimen de hombre existe y es probable que en este mismo instante estén rodando su serie, pero hazme caso, desaparecerá en cuanto tú tomes las riendas del asunto, te canses de la interminable preparación del guión y quieras vivir-lo  en la realidad.

Estos machos seductores tienden a decaer cuando los papeles se invierten, cuando tú dejas de ser la simple receptora o continuadora de la sutil seducción, cuando decides imponer tu personalidad femenina/sexy/segura, cuando eres la mujer sin temores y que no sólo está para conversaciones interminables. Ellos te temen princesita, porque te conviertes en la bruja del cuento que quiere jugar y que sabe muy bien que sus pociones y embrujos siempre funcionan. Ellos temen porque pierden la batuta de la historia y no son más que fururú furará. Son ellos, los personajes de ficción. Tómese literal.

Princesa, si te encuentras en esta situación, tienes dos buenas opciones (llame ahora, llame ya); primera, si realmente te gusta el jueguito seductor sin llegar a la realidad, adelante! Esto es un buen entrenamiento para una retroalimentación sobre conocimiento en las artes de la seducción y hombres; segunda, si tu situación no es de aprendizaje teórico porque crees en la educación practica (fielmente), cambia de canal, firma con otra productora y empieza a grabar en otra película. Sé que quieres hacer realidad tu guión con este seductor, pero él va correr y te dejará peor que quinceañera sin chambelán. Come on! Hay mucho mercado que recorrer aun.

Analicé, indagué y llegué a una conclusión. Me guié por la segunda opción y renuncié a nuestro programa de seducción nivel master. Al principio me quedé con ese saborcito agrio como cuando se acaban los bombones que te mueres por probar, pero bueno, los bombones jamás se terminan.

Y aquí viene el final de esta historia, mi macho latino seductor reapareció como ave fénix luego de la batalla, con la esperanza de que yo lo haya esperado en forma de princesa. Disculpa, mis revoluciones hormonales ya habían tomado otro rumbo y tú, eras personaje pasado. Tranquilo, deja de esforzarte por intentar encenderme, cuando yo ya he decido ser un helado muy delicioso (no me derretirás).

Mi querido seductor, regrese a su reino que en el mío no cabemos. El jueguito de la teoría llegó a cansar, este curso yo ya lo aprobé y no me gusta repeticiones.

jueves, 2 de agosto de 2012

Caperucita roja. Rojo Pasión.


4:20PM

Llevaba días en que había pensado que mi historia contigo y tu galán (principal) debía ser escrita/contada/analizada, mejor dicho, desfogada por la vía del blog y compartida. Tú, contra todo pronóstico contrario a las leyes de la gravedad, aceptaste. Es más, lo estabas esperando.

¿Desde cuando nos conocemos? desde primero de secundaria (niñas buenas, demasiado); ¿desde cuando somos tan amigas? desde que fuimos parte de un mismo grupo de amiguitas (brujas nos llamábamos, creo que sí lo éramos); ¿desde cuando podemos pasar horas hablando de esto y todo? desde que ambas tenemos ganas de vivir al mundo (y no morir en el intento).

Para hablar de nuestra amistad podría pasarme horas, páginas, blogs, etc. y no acabaría. Por eso, hoy quiero comentarte sobre tu galán de cabecera, el que desde hace unos meses ronda en tu vida (medio a mi pesar) pero como tú y yo sabemos, no será (está más que cantado, y estamos de acuerdo) el príncipe azul del cuento de hadas, pero será un buen lobo feroz (si su leyenda urbana es cierta) y tú, su caperucita roja. Roja pasión.

Y a todo esto, entro yo en la historia desde el “once upon a time”, porque fui la encargada (culpable, me siento a veces) de presentarlos en una reunión en la cual, todos ya estábamos emparejados y que este chico había pedido que le lleven una chica guapa para la velada. Lo sé, creo que recién te estás enterando, y que quede claro que yo no te llevé a él, tú eras una de las actrices principales de la película y no necesitabas invitación. Sin embargo, él estaba invitado y al percibir el emparejamiento del ambiente agregado su estilo de gigoló, no permitiría ser el violinista (valga la redundancia, es músico) de nadie, por lo que requería a una musa para su noche. No lo preví, fuiste tú.

Te conozco, bueno, hasta ese momento nos conocíamos en otras faceteas, aun no estábamos tan mentalizadas con la vida loca y el “no quiero llegar a los treinta sin haber tenido adolescencia”. Ello me dio fe que te llevarías bien con el muchacho, pero su estilito de galán (ya sé, contigo es distinto) te aburriría y al día siguiente sería una historia más de los tragos de la noche y pasarías la página. Me equivoqué, erré, di por asentado que mi instinto femenino/mágico/tinkero había fallado contigo, y con la velada. Hoy, ustedes siguen escribiendo su novela.

Y el feeling de ustedes comenzó el mismo día en que se conocieron, si bien es cierto debían ser “pareja” de la noche, pero, como on chicos! se lo tomaron muy en serio y fuimos testigos (y me sentí rara, eres como mi hermana) de sus coqueteos, arrumacos y agarres. Mi princesa, no había tenido el gusto de verte en estos trotes, pero tenía que aceptar que tú también ya estabas grande, viviendo. Desde ese momento el cuento cambio de sentido, caperucita y lobo ya no eran los mismos.


Mi caperucita se sacó la caperuza y lo cambió por un vestido rojo pasión y empezó a derrochar coquetería; lobo dejo de ser tan lobo, guardó las garras y empezó a tratar a caperuza al ritmo de ella, por momentos hasta puede ser confundido con el buen leñador. Sin embargo, saben llegar a situaciones en que ambos dejan los parámetros que exigen sus personajes, y son una caperucita y un lobo que quieren jugar, pasarla bien. Y sí, tienen sus encuentros en el bosque (cosas que entero tardíamente) y lo tienes todo bajo control (alabada seas). Aun haces caso los consejos que dio mamá al salir de la casa caperucita, no confías en el lobo. Eso, me tiene tranquila.

Debo confesar que siempre he tenido cierto rechazo hacia tu galán por razones del ego que muestra y lo que dicen sus amigos (lo endiosan mal), sé que no lo conozco y es un poco injusto que tenga esa idea. Todo hubiese seguido normal si en su mira no estarías tú. Mi amiga, mi hermana. Pero estoy en proceso de adecuación a la situación. Tranquila, voy por buen camino.

El problema, no eres tú, ni él, ni yo. Simplemente no quiero que construyas un castillo de princesas y príncipes con un “felices por siempre”, cuando bien pueden estar construyendo un crucero de aventura y pasión, pero los cruceros llegan a un puerto y el viaje termina. Esto lo hemos hablado/debatido/filosofado más de una vez, y sé que tienes las ideas claras con un horizonte frío (no ilusión, como rótulo), pero cada día hay más onda entre ustedes y me asusto. Aun temo, no quiero verte sufrir.

Desde hace unas semanas acepté que es ésta es tu aventura y yo no soy la capitana del barco, sino tú. Tampoco soy tu brújula, porque tú decidirás hacia donde guiar tu norte. Sólo seré una voz más que susurrará en las olas de tu vida, que te hablará cuando necesites ayuda. Seré el faro que encienda la luz de vuelta al camino, si veo perderte en un destino que no tiene tierra firme. Ahí estaré, como siempre.

Vive tu historia mi caperucita, ponte el vestido rojo pasión cuando quieras y experimenta la aventura al lado del lobo. Tú tienes el control, piérdelo si quieres y no temas a equivocarte. Siempre puedes cambiar de cuento, y eso incluye a los personajes. A esto y más, le llaman vida. Vive.

Y a ti estimado lobo, cuidado, caperucita es de armas tomar. En una de estas terminas tú con la caperuza.

miércoles, 25 de julio de 2012

Una montaña rusa llamada deseo

12:00PM

Desde hace bastante tiempo, harto diría yo, tienes un feeling gileador con uno de tus amigos, si, a varios coquetearás mal, pero con él siempre hubo el comentario mandado frente de los patas, el bailecito pegadito, los mensajes indirectos (directazos) por cuanta red social compartieran, en fin. Pero era broma, si no? broma? si, en principio si, aunque no puedes negarlo, siempre hubo ese gustito de gilear con él no con los demás, pero sólo es jueguito...no?

Amigos siempre han sido. Obvio, así como gilean también comparten conversas súper comunes y silvestres, han estudiado para algún examen, la comida con la gente, los tragos after office, etc. Cualquiera los ve, y si, son un buenos amigos jóvenes.

Todo seguía este conducto de montaña rusa controlable, con paradas cada vez que volvíamos a ser amigos. Todo seguía este conducto, hasta hace un par de meses en que la montaña rusa fue tomada y descarrilada por las fuerzas del descontrol, y de amigos pasaron a ser los latin lover on line.

Un día empezamos (sí, ahora en primera persona) el gileito de siempre y pasamos al gileo intenso, y hasta me sorprendí siendo una operadora de hot line vía chat Facebook, y no te quedaste atrás “amigo”, hiciste tu parte (me mataste). Fueron tres días seguidos de este tipo de conversaciones y hasta acordamos que esto (y todo lo alucinado) debería concretarse en cuanto sea nuestra salida magistral/esperada/planeada/repasada/confindeterminado.

Luego de esto, nos volvimos a ver fuera de todo pronóstico, ya que no nos veíamos seguido (por eso fui tan macha de seguir el juego), y como quien conversa del tiempo, charlamos en qué situaciones nos encontrábamos cuando pasaron nuestras horas de hot chat. Me sorprendió la naturalidad con la que lo conversamos, tanto así que a pesar de todo el tiempo de las gileadas, esto nunca había pasado. Fue así como terminamos concretando la primera parte de todo, luego de hablar que ya era hora de hacerlo, nos besamos por primera vez (salsa de fondo en la radio de tu auto, de esas que hablan de estas situaciones).

Días siguientes, cada encuentro casual lo llamamos “destino quiere jugar” (dos poetas en potencia), no volvió a pasar nada (que conste). Entonces, de la nada siempre quería regresar a mí la niña buena que jamás había hablado cositas (un poco lujuriosas) por redes sociales, pero esta niñita solía irse en cuestión de segundos cada vez que aparecías y de nuevo la historia (ídem).


Querida princesa, seguro haz pasado por esto, y te sientes la bruja mala del cuento, así me siento yo de vez en cuando. Ahora, las cartas ya están sobre la mesa y yo simplemente me volví el conejito asustado de tu  colección de cuentos que ya no quiere jugar, y menos encontrarnos nuevamente los dos, solos.


Y suele pasar así, nos gusta jugar a ser la chica mala de la novela porque cansa ser la buena (la tontita buena gente llorona) y nos encontramos con quien nos coloca en MODE ON y sale la fierita que tienes dentro. Pero a la hora de la hora, sale tu inexplicable lucha del bien y el mal dentro de ti. Libre albedrío, blah blah blah.

Bueno princesita convertida en la bruja mala (pero recontra sexy latin lover) una vez más, queda demostrado que sólo tú eres quien decide qué paso seguir, seguir la ruta y a ver que pasa o dejarla ahí, no pierdes nada pero nada te asegura que ganes, sólo es una ruta. Y si no, no pues, no va, chau, next!

Vive, experimenta, pero siempre que sea lo que tú decides. Eres parte del juego, pero no el juego.

Yo quiero jugar.

martes, 24 de julio de 2012

Deja el vestido y las señales de princesa. No van.

08:38PM

Una vez más te quedaste ahí, como muchas "princesas de cuento" esperando que el caballero (que más podría ser caballo) se lance sobre aquel pañuelo lanzado dulcemente, lo recoja, te lo ponga en las manos y te diga algún verso, poema, canción.

Pero no, no estimados y estimadas, estamos en el siglo 21, después de haber luchado por la igualdad de géneros y cuanta cosa “feminista” se nos haya ocurrido, y te encuentras con que ya no somos princesas que de vez en cuando se nos da lo conservadoras (sólo por momentos, no es duradero) y queremos que aquél príncipe sea quien nos “corteja”. No, ellos no son príncipes, no tienen la cara de galán de Disney, y muchos menos entenderán lo que signifique que hayas tirado el pañuelo (en el cuento si hubiesen entendido, pero porque se lo enseñaban). Entonces, vuelves a tu cruda realidad y debes sacarte el vestido de princesa y obviamente tu corona. Come on! Sácatela ya.

Algo así me pasó hoy, y sé que más de una vez te ha pasado, y si, estaba sumergida en la buscada/idolatrada/soñada/esperada whatever conversación con el que pretendes que sea tu caballero ‘cortejeador’ principal y elegido para la salida perfecta. Pero, en el momento en que ya debe dar la estocada final, al pata se le nota más que nunca su bajo coeficiente intelectual para darse cuenta de tus ‘señales de princesa’.

Si pues, hoy esperé que me dijeras para salir, sí, un café, una copa, una hamburguesa, una empanada, lo que quieras para vernos! y tú simplemente seguiste con la conversa. Disculpe, hoy me aburrí de lo mismo. Seguirás asi? Sí, yo creo que sí.

En cuanto te desconectaste me vino toda esa filosofada necesaria y con la aburrida realidad del "me quede sin chico para salir". Si pues como si fueses el único (ja! la verdad que por ahora si), eres ÉL chico que quiero para salir y comprendí, una vez más, que al ya no existir princesas y príncipes, el cortejo, y cuanta cosa típica de tu cuento de la Cenicienta, nosotras debemos tomar el paso. Sí, deja tu orgullo/educación/niñabuena que tienes dentro y acéptalo.

Así es querida, quieres un chico y que hay onda, ya pues! Dile para salir, de frente, tú tienes la batuta y eso no te hace menos mujer, menos chica de su casa, bitch mode on nononono luchaste por tu igualdad de género? Aprovecha, tienes el poder de ser tú quien elige con quien salir, qué hacer y pasarla bien. No tienes por qué esperar a que él dé el paso, te invite, proponga, disponga. Ya te sacaste el vestido y corona, haz que esos pantalones (ultracadera matador) se impongan y marquen la ruta que hoy quieres seguir.

No esperes que descifre tus señales, eso es complicado. Es hombre, no entiende.