miércoles, 25 de julio de 2012

Una montaña rusa llamada deseo

12:00PM

Desde hace bastante tiempo, harto diría yo, tienes un feeling gileador con uno de tus amigos, si, a varios coquetearás mal, pero con él siempre hubo el comentario mandado frente de los patas, el bailecito pegadito, los mensajes indirectos (directazos) por cuanta red social compartieran, en fin. Pero era broma, si no? broma? si, en principio si, aunque no puedes negarlo, siempre hubo ese gustito de gilear con él no con los demás, pero sólo es jueguito...no?

Amigos siempre han sido. Obvio, así como gilean también comparten conversas súper comunes y silvestres, han estudiado para algún examen, la comida con la gente, los tragos after office, etc. Cualquiera los ve, y si, son un buenos amigos jóvenes.

Todo seguía este conducto de montaña rusa controlable, con paradas cada vez que volvíamos a ser amigos. Todo seguía este conducto, hasta hace un par de meses en que la montaña rusa fue tomada y descarrilada por las fuerzas del descontrol, y de amigos pasaron a ser los latin lover on line.

Un día empezamos (sí, ahora en primera persona) el gileito de siempre y pasamos al gileo intenso, y hasta me sorprendí siendo una operadora de hot line vía chat Facebook, y no te quedaste atrás “amigo”, hiciste tu parte (me mataste). Fueron tres días seguidos de este tipo de conversaciones y hasta acordamos que esto (y todo lo alucinado) debería concretarse en cuanto sea nuestra salida magistral/esperada/planeada/repasada/confindeterminado.

Luego de esto, nos volvimos a ver fuera de todo pronóstico, ya que no nos veíamos seguido (por eso fui tan macha de seguir el juego), y como quien conversa del tiempo, charlamos en qué situaciones nos encontrábamos cuando pasaron nuestras horas de hot chat. Me sorprendió la naturalidad con la que lo conversamos, tanto así que a pesar de todo el tiempo de las gileadas, esto nunca había pasado. Fue así como terminamos concretando la primera parte de todo, luego de hablar que ya era hora de hacerlo, nos besamos por primera vez (salsa de fondo en la radio de tu auto, de esas que hablan de estas situaciones).

Días siguientes, cada encuentro casual lo llamamos “destino quiere jugar” (dos poetas en potencia), no volvió a pasar nada (que conste). Entonces, de la nada siempre quería regresar a mí la niña buena que jamás había hablado cositas (un poco lujuriosas) por redes sociales, pero esta niñita solía irse en cuestión de segundos cada vez que aparecías y de nuevo la historia (ídem).


Querida princesa, seguro haz pasado por esto, y te sientes la bruja mala del cuento, así me siento yo de vez en cuando. Ahora, las cartas ya están sobre la mesa y yo simplemente me volví el conejito asustado de tu  colección de cuentos que ya no quiere jugar, y menos encontrarnos nuevamente los dos, solos.


Y suele pasar así, nos gusta jugar a ser la chica mala de la novela porque cansa ser la buena (la tontita buena gente llorona) y nos encontramos con quien nos coloca en MODE ON y sale la fierita que tienes dentro. Pero a la hora de la hora, sale tu inexplicable lucha del bien y el mal dentro de ti. Libre albedrío, blah blah blah.

Bueno princesita convertida en la bruja mala (pero recontra sexy latin lover) una vez más, queda demostrado que sólo tú eres quien decide qué paso seguir, seguir la ruta y a ver que pasa o dejarla ahí, no pierdes nada pero nada te asegura que ganes, sólo es una ruta. Y si no, no pues, no va, chau, next!

Vive, experimenta, pero siempre que sea lo que tú decides. Eres parte del juego, pero no el juego.

Yo quiero jugar.

martes, 24 de julio de 2012

Deja el vestido y las señales de princesa. No van.

08:38PM

Una vez más te quedaste ahí, como muchas "princesas de cuento" esperando que el caballero (que más podría ser caballo) se lance sobre aquel pañuelo lanzado dulcemente, lo recoja, te lo ponga en las manos y te diga algún verso, poema, canción.

Pero no, no estimados y estimadas, estamos en el siglo 21, después de haber luchado por la igualdad de géneros y cuanta cosa “feminista” se nos haya ocurrido, y te encuentras con que ya no somos princesas que de vez en cuando se nos da lo conservadoras (sólo por momentos, no es duradero) y queremos que aquél príncipe sea quien nos “corteja”. No, ellos no son príncipes, no tienen la cara de galán de Disney, y muchos menos entenderán lo que signifique que hayas tirado el pañuelo (en el cuento si hubiesen entendido, pero porque se lo enseñaban). Entonces, vuelves a tu cruda realidad y debes sacarte el vestido de princesa y obviamente tu corona. Come on! Sácatela ya.

Algo así me pasó hoy, y sé que más de una vez te ha pasado, y si, estaba sumergida en la buscada/idolatrada/soñada/esperada whatever conversación con el que pretendes que sea tu caballero ‘cortejeador’ principal y elegido para la salida perfecta. Pero, en el momento en que ya debe dar la estocada final, al pata se le nota más que nunca su bajo coeficiente intelectual para darse cuenta de tus ‘señales de princesa’.

Si pues, hoy esperé que me dijeras para salir, sí, un café, una copa, una hamburguesa, una empanada, lo que quieras para vernos! y tú simplemente seguiste con la conversa. Disculpe, hoy me aburrí de lo mismo. Seguirás asi? Sí, yo creo que sí.

En cuanto te desconectaste me vino toda esa filosofada necesaria y con la aburrida realidad del "me quede sin chico para salir". Si pues como si fueses el único (ja! la verdad que por ahora si), eres ÉL chico que quiero para salir y comprendí, una vez más, que al ya no existir princesas y príncipes, el cortejo, y cuanta cosa típica de tu cuento de la Cenicienta, nosotras debemos tomar el paso. Sí, deja tu orgullo/educación/niñabuena que tienes dentro y acéptalo.

Así es querida, quieres un chico y que hay onda, ya pues! Dile para salir, de frente, tú tienes la batuta y eso no te hace menos mujer, menos chica de su casa, bitch mode on nononono luchaste por tu igualdad de género? Aprovecha, tienes el poder de ser tú quien elige con quien salir, qué hacer y pasarla bien. No tienes por qué esperar a que él dé el paso, te invite, proponga, disponga. Ya te sacaste el vestido y corona, haz que esos pantalones (ultracadera matador) se impongan y marquen la ruta que hoy quieres seguir.

No esperes que descifre tus señales, eso es complicado. Es hombre, no entiende.